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Desarrollos suburbanos y barrios privados: ¿Los asentamientos del futuro?

Planificadores urbanos de todo el mundo están trabajando día a día para pensar en cómo hacer que las grandes ciudades puedan ser más amigables con las personas y el medio ambiente en el futuro. Pero, al mismo tiempo, en diversos países se está dando un fenómeno inverso: la expansión de barrios privados y desarrollos suburbanos alejados de los centros urbanos y dependientes del automóvil (y, por lo tanto, del petróleo).

¿Qué pasará con estos desarrollos frente a la amenaza constante del agotamiento del petróleo? Es una pregunta que tratan de responder una serie de estudios del Planning Institute of Australia (Instituto de Planificación de Australia).

Una de las respuestas, enunciada por Peter Newman de la Universidad de Curtin, advierte: "La expansión urbana está acabada. Si continuamos creando nuevos permisos de tierras y suburbios dependientes de los autos, los mismos se convertirán en los asentamientos pobres del futuro".

Según informa The Age, Newman asegura que todos los nuevos desarrollos de este tipo deberían llevar a cabo estudios que indiquen cuán dependientes son del petróleo antes de ser construidos. Y, si la expansión de éstos continuara, que deberían incorporarse alternativas al uso del automóvil (por ejemplo, acceso al transporte público o facilidades para automóviles eléctricos).

Si bien los análisis apuntan a Australia (que posee mínimas reservas de petróleo y es altamente dependiente de combustible), el problema de la extensión de los barrios privados está bien presente en Latinoamérica.

En Buenos Aires, los llamados ’countries’ tuvieron un crecimiento exponencial en la última década (de 414 complejos en 2000, se pasó a 550 en 2010) e incluso fueron sujetos de críticas sociales, con películas como Las viudas de los jueves y Una semana solos.

El marketing alrededor de los mismos propone un estilo de vida ’más natural’, pero la mayoría de los desarrollos tienen una enorme dependencia del automóvil, agregando horas de viaje y emisiones de carbono a la vida de las personas que los eligen.

En este sentido, los estudios australianos mencionados también apuntan al impacto de los desarrollos suburbanos en la vida de los más chicos. Mientras que estos espacios muchas veces aseguran que son lugares donde los chicos pueden desarrollarse en libertad, uno de los estudios indica: "Los chicos que se la pasan viajando en el asiento trasero de un auto aprenden poco sobre su entorno y pierden oportunidades de ejercicio que vienen aparejadas a un transporte activo a la escuela. También se pierden de oportunidades valiosas de contacto con otras personas, que aportan importantes aprendizajes y experiencias sociales".

Mientras este tipo de emprendimientos siguen inundando los alrededores de las ciudades (muchas veces incluso vendiéndose como ’ecológicos’), es interesante reflexionar sobre estos temas. Sobre todo, cuando las propiedades se venden como ’buenas inversiones’ sin considerar un futuro incierto.

Sin duda, salvando pocas excepciones, la forma más verde de vivir es dentro de una ciudad, donde se aprende a vivir con poco y los recursos se comparten.

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